lunes, 23 de marzo de 2009

El principal problema de las entidades de depósito españolas no es la financiación exterior sino la creciente morosidad interna






















El riesgo de morosidad creciente del crédito interno no es el único problema que en la actualidad han de gestionar las entidades bancarias españolas, aunque sí que es el relativamente más importante. En los últimos años, las entidades de depósito españolas habían acudido a los mercados financieros mayoristas internacionales a medio y largo plazo para financiar una gran parte del crecimiento de su actividad crediticia interna (ligada fundamentalmente al sector inmobiliario y de la construcción, hipotecas, etc..), lo que les dotó de una mayor flexibilidad en la estructura financiera de sus balances. Pero esta estrategia se realizó en un contexto “muy favorable” de los mercados financieros internacionales. Como consecuencia de la crisis financiera internacional, el acceso a la financiación en los mercados mayoristas internacionales se ha vuelto más difícil para las entidades de depósito españolas. Los recientes acontecimientos negativos relacionados con las quiebras de los principales bancos de inversión americanos (y de la principal compañía de seguros de este país), la creciente volatilidad de las bolsas mundiales, y las dificultades de algunas importantes entidades bancarias europeas (que han tenido que ser rescatadas por sus respectivos gobiernos), han provocado periodos de fuerte inestabilidad en los mercados financieros internacionales y, en última instancia, ha afectado a las posibilidades de financiación de las entidades de depósito internacionales, incluidas las españolas. A raíz de ello, la financiación reciente de nuestras entidades bancarias procedente de los mercados mayoristas internacionales se ha caracterizado por dos rasgos que reflejan una mayor "prudencia" respecto al pasado reciente. Por un lado, se ha captado fondos en el exterior a través de un conjunto más diversificado de instrumentos financieros, evitando los productos financieros estructurados “complejos”, que a raíz de la reciente crisis financiera se han manifestado como potencialmente “peligrosos”, dada su falta de transparencia y las dificultades asociadas a su valoración real. Por otro lado, las entidades bancarias han diversificado en mayor grado que el pasado los plazos de emisión y, en particular, ha aumentado los vencimientos a medio y largo plazo (el saldo vivo a medio y largo plazo supera en seis veces la financiación emitida a corto plazo, según los últimos datos publicados por el Banco de España). Esta "nueva" estrategia -aunque ha supuesto un mayor coste frente a la emisión en los mercados monetarios de corto plazo- ha dotado a las entidades españolas de una mayor estabilidad en su financiación mayorista internacional. Además, incluso dentro de la financiación a medio y largo plazo (es decir, excluyendo los pagarés bancarios), han predominado los vencimientos más largos. Con más detalle, del total de los títulos emitidos por las entidades de depósito españolas para su financiación a medio y a largo plazo, el 40% de los pasivos tienen su vencimiento entre 2009 y 2012 (además, los plazos de este conjunto de activos se distribuye de una manera homogénea entre estos cuatro años), y el 60% restante de los títulos tiene su vencimiento más allá del año 2013 (véase en el gráfico adjunto el saldo vivo de la financiación bancaria exterior a finales de julio 2008, Fuente: Banco de España, noviembre 2008). En definitiva, cabe pensar que el aumento reciente de las primas de riesgo de la deuda de las entidades de depósito españolas, reflejadas en el aumento del coste de sus CDS, no estaría reflejando desde principios de año los posibles problemas de vencimiento de su deuda con el exterior, sino más bien el aumento imparable de los créditos morosos de sus clientes domésticos.

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